martes, 14 de abril de 2015

LO MAXIMO DE LA MUSICA ANTAÑONA -Vol.3

Costado norte del Parque de Berrío en 1922.  Edificio Olano, Edificio Hernández, Edificio Gutiérrez, Edificio Echavarría y Edificio Constaín.

Autor: Manuel Lalinde.

© Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América.


01 El sauce - Ramón carrasco (02:46)
02 No me recuerdes - Alcides Briceño y Héctor de Lara (03:03)
03 Medallita - Ospina y Martínez (03:09)
04 El Boulevard de la desilusión - Los estudiantes Rítmicos - canta Oscar Castillo (02:44)
05 Atardecer - Valente y Cáceres (03:15)
06 Jalisco Nunca pierde - Lorenzo Barcelata y su trio Calaveras (03:03)
07 Chacha Chachita - Los trovadores Tamaulipecos (02:50)
08 La ley de la compensación - Los Trovadores del Cuyo (02:37)
09 Son cosas de la vida - José Bohr y Carlos Molina (02:32)
10 Serrana - Ospina y Martínez (02:32)
11 Coplas del rancho grande - Los Porteños (02:33)

12 Rio que pasas llorando - Briceño y Añez (02:42)





EL BOULEVARD DE LA DESILUSION


SON COSAS DE LA VIDA


EL SAUCE

Los Estudiantes Rítmicos

La fuerza estudiantil tuvo desde la década de 1920 una categoría distinta en la sociedad. Los jóvenes eran vistos como una energía nueva, colorida, romántica y rebelde, que representaba los cambios y señalaba dónde estaban las vanguardias en las artes. En la música ocurrió de la misma manera: Mientras en 1937 en la Universidad Católica despuntaba el más famoso de los cuartetos vocales de folclor mediatizado, Los Huasos Quincheros, desde la Universidad de Chile aparecería en 1939 uno de los primeros experimentos de música pop de la historia. Una agrupación que respondió al nombre de Los Estudiantes Rítmicos, con repertorio abierto de boleros, valses, corridos, polkas y foxtrots y todo tipo de expresiones musicales de impacto. Su espíritu fundamental estuvo en la asociación de ambos conceptos: energía juvenil y ritmo popular.

Convocados y dirigidos por el joven compositor y estudiante de ingeniería civil José Goles (n. 1917), la agrupación rescataba la tradición de las estudiantinas de fines del siglo XIX (con bandurrias, mandolinas y guitarras), pero además integraba instrumental de orquesta característica como el piano, el acordeón y el violín. Un efecto sonoro que le dio a los Rítmicos un caracter muy moderno en sus 35 años de vida activa (sólo interrumpida entre 1957 y 1968). Principalmente en el primer período, el conjunto llegó a convertirse en la máxima atracción de las nuevas audiencias radiales, con giras multitudinarias, centenares de grabaciones para RCA Victor, volumen de ventas en Latinoamérica, gran figuración mediática y una canción que sobrepasaría los límites del tiempo para entrar en el cancionero popular histórico: "El paso del pollo", el primer foxtrot chileno de que se tenga memoria.


José Goles pertenecía a una familia de inmigrantes yugoslavos que se instalaron en Antofagasta en los comienzos de 1900. Él y su hermano Ivo Goles (n. 1919) tuvieron una niñez musical, ya que vivían entre los pasillos y salones del hotel que sus padres regentaban en el puerto nortino y al que arribaban todas las compañías europeas de ópera, ballet y teatro. La música estaba presente 24 horas por día. Se adiestraban en el piano clásico y aprendían además las claves de los instrumentos folclóricos de su madre patria: el brach o la bizernica eslavos. Cuando los hermanos José e Ivo viajaron a Santiago para estudiar en la Universidad de Chile traían estos sonidos bien adheridos. Y los incorporaron a su primera y única agrupación de música popular: Los Estudiantes Rítmicos.

Entre los carnavales universitarios de fines de los años '30, José Goles era un personaje reconocido en todas las facultades de las carreras "duras". También entre las carreras "blandas". Organizaba a los alumnos y producía fiestas universitarias, carros alegóricos y semanas mechonas. Así convocó a un grupo de amigos para integrar la Orquesta Sincrónica, agrupación de choque con la bandera de las ingenierías, que reaccionó rápido ante el Coro Afónico creado por las pedagogías. Era 1938, José Goles tenía 20 años y encabezaba las veladas bufas del circo universitario con su sui generis orquesta. En 1939 la humorada universitaria se convirtió en la primera formación de Los Estudiantes Rítmicos, el grupo que desde el interior de Beaucheff y sin ponderar su impacto en el futuro cercano, saldría a la plaza pública, a las radios, a las revistas y a los escenarios de todo Chile.

Llega el pollo desdichado
La versión 1939, una de las más famosas, fue un septeto con fuerte presencia de músicos aficionados de origen yugoslavo. Estaban los dos Goles, José (piano y acordeón) e Ivo (brach). Además, Jorge Razmilic (bizernica), tal como Ivo, estudiante de construcción civil. Y los descendientes de italianos, de ingeniería civil y pedagogía, Jorge Corradi (guitarra), Enrique Colsani (violín y mandolina) y Nicolás Ferraro (bajófono). Este instrumento marcó cierta línea de acción de unos Estudiantes Rítmicos siempre abiertos a experimentar con humor. El bajófono era un sustituto del contrabajo, un producto de lutería amateur que causaba gracia entre el primer público estudiantil del conjunto.

El séptimo hombre fue el estudiante de medicina Oscar Castillo, la primera marca vocal del conjunto. Un solista de timbre cálido y vibrato muy especial, que destacó entre una época de grandes cantantes populares (Arturo Gatica, Armando Bonansco, Hilda Sour) y que llegó a ser tentado para incorporarse a una orquesta característica bonaerense, oferta que Castillo rechazó. De su autoría aparecen piezas del repertorio clásico de Los Estudiantes Rítmicos: el vals "Lunita" o el baión "Solo solito".

En 1939, durante un ensayo en la casa de calle Ejército donde funcionaban los Rítmicos como base de operaciones, se produjo el milagro: José Goles cebaba un mate. Se separó momentáneamente del ensayo grupal para ir a la cocina y recargar su amargo. Cuando volvió tenía las líneas precisas de un éxito pop que terminó llamándose "El paso del pollo" (pero que el gran público conoció como "El pobre pollo"). Era un foxtrot simple, directo y saltarín, obtenido de ritmos ragtime norteamericanos como "Tiger rag" ("El paso del tigre"), melodía popularizada inicialmente por el famoso trompetista de Nueva Orleáns, Louis Armstrong ("y el pobre pollo enamorado / llora su pena desengañado / de la gallina Francolina / que puso un huevo en la cocina" […] ). Un hit que presentaron masivamente por primera vez a través de la señal de radio del Pacífico, contratados por Donato Román Heitman, junto con el exitoso vals de Ivo Goles, "Volando voy", que llegó a vender 200 mil copias en la región.

El escritor José Miguel Varas, testigo presencial del momento más exitoso del conjunto estudiantil, recuerda en sus textos el impacto nacional producido por la grabación de "El paso del pollo", como una absoluta saturación sonora del espacio: "[…] melodías y canciones que las radios tocaban varias veces al día y que se escuchaban y tarareaban incasablemente durante semanas y meses hasta tener al país entero 'aguitarrado'", (la expresión que se utilizaba entonces para describir a quien era incapaz de dejar de tararear una melodía durante largo tiempo). "El paso del pollo" era en 1939 la más “aguitarrada” de las melodías. Luego, en los años de romance entre el líder del conjunto José Goles, y la estrella de la tonada chilena Ester Soré, en plan irónico la prensa otorgaría a Goles el título de "el pobre pollo de Ester Soré". En su madurez, el líder del grupo se arrepentiría de haber escrito la canción argumentando que sólo había sido "un pecado de juventud".

Giras, teatros y grabaciones
La misma prensa definía a Los Estudiantes Rítmicos en 1944 como "lo mejorcito que hay en jazz", refiriéndose al repertorio de abundantes foxtrots que tuvieron en su repertorio: "Así es el amor" (1944), "Evocación" (1944), "Sureña linda" (1945), "Encantadora" (1945) o "Póngale no más" (1945). Fueron los años de las giras nacionales que llevaron a los Rítmicos a ser aplaudidos en ciudades que sólo conocían sus éxitos a través del disco y la radio. Tocaban "El pobre pollo", el pasodoble español "El sombrero", o el corrido "La bomba va", que era ejecutado con el "botellófono" (set de botellas con cantidades variables de agua en el interior y perfectamente afinado). En sus shows incluían disfraces femeninos, vistosos sombreros, permanentes chistes y ridículos bailes. El conjunto era espectacular.

En Santiago, Los Estudiantes Rítmicos incendiaban las noches tropicales del Lucerna, en plena Ahumada, con la gracia de su cantante Óscar Castillo. En 1945 subieron al escenario del Teatro Caupolicán recibidos multitudinariamente al cierre de su segunda gira nacional y compartieron el número con lo más granado de la música popular del momento: Los Provincianos, el Dúo Rey-Silva, Las Hermanas Loyola, Ester Soré, Meche Videla, Los Queretanos y las orquestas de Bernardo Lacasia y Fernando Lecaros. Poco después debutaban con una formación de diez músicos universitarios en el Teatro Municipal. En 1950 ficharon en radio Minería tras grabar canciones como "Alegres estudiantes" (marcha de Nicanor Molinare), "Paloma torcaza" (corrido de Jacobo Delavuelta), "Jugando al patín" (vals de José Goles), "Aladino" (samba de José Goles) y "El pícaro sultán" (pieza de dos nuevos músicos del grupo, Daslav Roic en bizernica y Guillermo Kunkar en brach).

En 1957, Goles, conocido por el medio como el "casi ingeniero" (debido a su retiro de la facultad a sólo un año de su titulación), decide suspender el avance del grupo para dedicarse a labores académicas. Para entonces, de estudiantes, los Rítmicos originales sólo tenían el nombre. Ese año entró en receso por una década completa, salvo por la grabación del álbum de Margot Loyola Casa de canto (1966), en el que una facción del grupo tocó en los cuplés "La alondra" y "Azafata de la reina". Al iniciarse el paréntesis musical, Goles gana en 1960 la primera versión del Festival de Viña del Mar con la canción "Viña del Mar" mientras que los mandolinistas Julio Escobar, Luis Guerrero y Emilio Rivera logran autonomía de vuelo y se convierten en el grupo Los Maestrísimos.
Fuente
musicapopular.cl

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