lunes, 30 de marzo de 2015

GILBERTO URQUIZA -Boleros


Panorámica del costado norte del Parque de Berrío en 1918. Edificio Ángel, Edificio Hernández y Edificio Gutiérrez. Calle Boyaca.

Autor: Manuel Lalinde

© Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina.



LADO A
BODAS NEGRAS Bolero (Derechos Reservado»)
HABLADURIAS-Bolero (Gilberto Urquiza)
EMPLEADITA-Bolero (Gabriel Ruiz-Chamaco Sandovall
MIEDO SIN TI-Bolero (Mario Alma)
ENGAÑAME OTRA VEZ-Bolero (Gilberto Urquiza)
LA MAL TRATADA-Bolero (Gilberto Urquiza)
DAME UN BESO-Bolero (Gilberto Urquiza)

LADO B
TONTERIAS-Bolero (Gilberto Urquiza)
HOLA...¿QUETAL? -Bolero (Gilberto Urquiza)
ENFERMA DE AMOR-Bolero (Adolfo Solas)
LA MESERA-Bolero (Gilberto Urquiza)
MEDIA VIDA-Bolero  (Gilberto Urquiza)
SI ME ATREVIERA Bolero (Gilberto Urquiza)

A LA ORILLA DEL RIO-Bolero (Arr. de Gilberto Urquiza)





BODAS NEGRAS


SI ME ATREVIERA


EMPLEADITA

* La canción colombiana. Su historia, sus compositores, sus mejores intérpretes y sus canciones.

Por Jaime Rico Salazar. Publicación Bogotá : Grupo Editorial Norma, 2004.Descrip. física:  820 páginas.  21.5  x 28.3 x 4.0 cms.

Pedro Nel Ospina organizó un homenaje nacional que tuvo eco en muchas instituciones privadas y acordaron efectuar su coronación oficial el 14 de enero de 1923.
Cientos de automóviles y buses salieron de Barranquilla en caravana hasta Usiacurí, en donde habían instalado un tablado para coronar al poeta. Miles de ofrendas florales llegaron aquel día. El periódico El Tiempo le envió una simbólica araña de oro. La colonia italiana donó la corona de laureles de oro que le fue ceñida. La colonia siria le envió una hermosa tarjeta de oro. Los presos de la cárcel de Santa Marta le enviaron un hermoso crucifijo para que lo acompañara en sus últimos momentos. Y el gobierno Nacional envió una hermosa lira con un mensaje muy conmovedor del presidente Ospina.
A las 11 de la mañana el Gobernador del Atlántico, general Eparquio González realizó la coronación oficial mientras sonaban los acordes del Himno Nacional. Julio Flórez no pudo hablar, tomó el violín y desgajó unas notas mientras sus ojos se inundaban de lágrimas. Esa tarde por petición del mismo Julio fueron bautizados sus cinco hijos, reconciliándose así con la iglesia católica, en la que nunca creyó.
Los días que siguieron a la coronación fueron críticos hasta el 7 de febrero en que se despidió de este mundo. Sobre las 10 de la mañana, consiente plenamente de que su espíritu se deslindaba de la materia, acercó a su esposa y a sus hijos y les pidió un último beso y exclamó. "¡Oh! qué grande es el universo.." fueron sus últimas palabras...
El funeral fue impresionante. Sus restos mortales permanecieron en la iglesia de Usiacurí y entrada la noche, con una inmensa asistencia de público y con la iluminación que le dieron millares de estrellas llevaron el féretro al cementerio. Antes de darle sepultura se guardaron cinco minutos de silencio que él mismo había pedido y sobre su tumba pusieron el epitafio que también el mismo solicitó:  “Julio Flórez, colombiano”
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"El enterrador" y "Boda negra" no son de Julio Flórez...

Definitivamente no es el autor de la letra de "El enterrador", (o "La hija de Juan Simón") como está explicado en la página 69, capítulo de Pelón y Marín.
Tampoco es el autor de la letra de la canción "Boda negra" que musicalizó en 1905 el cubano Alberto Villalón y que fue tan popular hace unos años en la voz del cantante cubano Gilberto Urquiza. Equivocación grande que trae el libro, con lo mejor de sus poemas editado por el Banco de la República en 1967, con ocasión de la celebración del centenario de su nacimiento, y que trae un prólogo excelente del maestro Rafael Maya. Este tétrico poema fue escrito por Carlos Borges un sacerdote venezolano que llevó una vida tenebrosa y que él mismo afirmaba haberlos escrito en 1885...
"Oye la historia que contóme un día
el viejo enterrador de la comarca
era un amante a quién la suerte impía
su dulce bien le arrebató la parca..."

Carlos Emilio de los Desamparados era su nombre de pila y vio la primera luz en Caracas en el año 1867. Tuvo una juventud muy parecida a la del poeta colombiano. Contaba que desengañado de su suerte por haber perdido a una novia que adoraba, pues sus padres la habían recluido en un convento para separarlos (y qué bien lo hicieron) decidió hacerse sacerdote. Después de haber recibido las órdenes sacerdotales fue asignado como capellán a un colegio de monjas. Allí enamoró a la más bella de las religiosas y armó tremendo lío.  Colgó la sotana, se dedicó al licor y a escribir poemas eróticos.
Hasta que un sacerdote dominico lo convenció de que organizara su vida. Lo llevó a Nueva York, en donde falleció el protector. Emprendió un peregrinaje de regreso por Centroamérica haciendo  escándalos por donde pasaba hasta llegar a Caracas, en donde encontró en la calle a un Obispo, se le arrodilló y públicamente le hizo una confesión de sus pecados. El Obispo lo perdonó y volvió al convento. Pero genio y figura hasta la sepultura... Continuó escribiendo versos llenos de erotismo con el seudónimo de Oscar Sutil y lo pillaron los curas. Nuevamente lo pusieron en la calle. Y lo volvieron a perdonar...

El mismo día que Juan Vicente Gómez derrocó al dictador Cipriano Castro, públicamente se lanzó a la calle a gritar vivas al gobernante depuesto. Razón por la cual fue encarcelado. En su celda le dio por escribir poemas exaltando a Juan Vicente que conmovido, lo indultó y lo nombró su capellán particular. En ese oficio se desempeñaba cuando vino el diablo por él, el 21 de octubre de 1932.

Anotaba Carlos Borges: "Escribí en versos detestables cierta canción fúnebre que atribuida a Julio Flórez, tuvo la suerte de alcanzar una inmensa popularidad en la América española. No hay pueblo de Venezuela ni de Colombia donde no la canten..." Y termina: "El fervor y la simpatía con que el público americano acogió tan pésimas estrofas, indudablemente se debe a la paternidad putativa de Julio Flórez. El nombre del poeta querido trasformó en brillantes luciérnagas los oscuros gusanos de mis versos..."

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