viernes, 27 de marzo de 2015

BOLEROS INOLVIDABLES -Varios


Edificio Gutiérrez en construcción en el costado norte del Parque de Berrío. Sobre la calle Boyaca. 1917

Autor: Melitón Rodríguez Márquez.

© Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina — con Edificio Gutiérrez.

LADO 1
1. VOY GRITANDO POR LA CALLE  Fernando Z. Maldonado canta: Alberto Granados
7. ESTA NOCHE Rafael Ramírez cantan: los Delfines
3. CAMINO VERDE  Carmelo Larrea  canta: Víctor Hugo Ayala
4 Mil BESOS   Helena Valdelamar cantan: los Embajadores
5. TEMERIDAD Manual Jiménez canta: Olimpo Cárdenas
6. MI SEGUNDO AMOR Los Cuates Castilla cantan: Trio los Romanceros.

LADO 2
AQUEL  Carlos Gali canta: lucho Ramírez
DELITO  Tito Ribero  canta: Dione Restrepo
CARIÑO AJENO Alberto Medina canta: Trio Carabell
INFORTUNIO  Don Fabián canta: leo Marini
VUELVE  Benito do Jesús - Juan libre cantan: Ramírez - Arlas
LA VIDA ES UN SUEÑO  Arsenio Rodríguez cantan: Los Provincianos





DELITO


TEMERIDAD


MIL BESOS

He aquí un repertorio seleccionado a base da verdaderos sucesos musicales en años anteriores.
Canciones con historia y con atractivo permanente para los que gustan da la buena música romántica.
"SONOIUX" ha reunido en esta "elepé" doce melodías con el romanticismo y la emoción de los viejos tiempos, y de las canciones de siempre.
Se incluyó el bolero moruno "Camino Verde- por Víctor Hugo Ayala, el gran cantante da Colombia.
Dione canta su "Delito", como nadie más lo ha cantado.
El bolero "Aquél" por lucho Ramiros, su éxito en el 58, no es de los que se olvida fácilmente.
Alberto Granados, el cantante de la romántica voz, es uno de sus más resonantes Impactos musicales "Voy gritando por la calle”……



La calle de las nostalgias
Autor: Orlando Cadavid Correa
20 de Noviembre de 2009

Maiceros conocedores al dedillo de la historia gastronómica medellinense aseguran que de la Fonda Antioqueña que estaba en la querida Calle Maracaibo salió a conquistar el mundo la famosa bandeja paisa con todos sus ingredientes.
Por la calzada de nuestras nostalgias circulaban diariamente los protagonistas de la radiodifusión en su edad de oro. Ella –la radio- giraba alrededor de programas de gran factura y de tanta audiencia como “El granero de la esquina”, que catapultó a la fama al inolvidable “Montecristo”; “Los catedráticos informan”, con eruditos de la talla de Joaquín Pérez Villa, Luis Lalinde Botero y Antonio Panesso Robledo; “Coltejer toca su puerta”, programa de concurso que emulaba con “El peso Fabricato”, emitido por la competidora Voz de Medellín, que estaba en la carrera Bolívar con la calle Cuba; el gran elenco de las radionovelas y los musicales de radioteatro, en vivo, con estrellas de primera línea de Colombia y del exterior.

Por el radioteatro maracaibero desfilaron, entre otros grandes del canto llegados de lejanas tierras, Libertad Lamarque, María Luisa Landín, Mercedes Simone, Alfonso Ortíz Tirado, Néstor Chayres, Leo Marini, Hugo Romani, Los Panchos, José Mojica, Charlo, Angel Vargas, Héctor Palacios, Marco Antonio Muñiz, Raúl Iriarte, Juan Legido, los cubanísimos hermanos Rigual y sus compatriotas las hermanas Lago y muchos más. Los nuestros también se lucían: Carlos Julio Ramírez, Luis Macía, Matilde Díaz con la orquesta del maestro Lucho Bermúdez; Alba del Castillo; Martha Domínguez, Luis Carlos Meyer, Evelio Pérez, Jairo Villa, Gustavo López, Jorge Ochoa, Alberto Osorio, Alberto Granados, Lucho Ramírez, Los romanceros, Obdulio y Julián, Espinosa y Bedoya y el Dueto de Antaño. (Aquí caben otras decenas de etcéteras). Para todos había trabajo, espacio y un público que aplaudía con delirio a la única de las bellas artes que no se ve, pero se oye y se siente: la música.

Cuando el espectáculo radioteatral entró en declive, a los artistas de carne y hueso se les sustituyó por el disco de 78, al comienzo; de 45, después, y de 33 revoluciones, finalmente. Recordemos que en la recta final de su dilatada carrera humorística, “Montecristo” no actuaba en radioteatro, ni su programa iba en directo. Lo grababa ante escaso público, en el desaparecido Teatro América. Era grande la nostalgia que experimentaba el caricato criollo al recordar sus apoteósicas audiciones de la una y 30 de la tarde, en la vieja Maracaibo.

En los contornos de la difuntita Voz de Antioquia estaban Radio Sinfonía, la emisora que comandaba Jimmy Álvaro Vega. Los almacenes La ilustración y Casa Ricordi, los principales comercializadores de discos del “fogoncito”. La cafetería de Don Lao, el célebre viejo gruñón que cuando el cliente le pedía un perico, le preguntaba si había llevado la leche y los cubitos de azúcar. La Librería Aguirre con su carga de historia. El club de ajedrez. Por el entorno merodeaba, especialmente en las quincenas, libreta en mano, dedicada a sus cobranzas, la usurera mamá de la cantante Dione Restrepo, (la intérprete del exitazo bolero “Delito”) que prestaba dinero al “módico” 10 por ciento a la gente del ambiente farandulero.

En “El Potro”, el grill del gaucho Alberto Podestá, nació “Proyección”, el semanario de vida efímera con el que trataron de competirle a “Pantalla”, el hebdomadario que era amo y señor del medio del espectáculo, los maestros Hernán Restrepo Duque y Gabriel Cuartas Franco. Allí, en ese establecimiento del que era cliente habitual “”El charro” José Manuel Moreno, surgió la gran idea de crear Cantares de Colombia, la gran masa coral que bajo la batuta del finado Luis Uribe Bueno le dio lustre a la música colombiana.

Imposible ponerle punto final a esta desordenada remembranza sin evocar la vitrina de Maracaibo, desde la que los transeúntes veíamos funcionar las 24 horas de cada día a Radio Reloj, la hermanita menor de la gran emisora, tan venida a menos en los albores del nuevo milenio, con sus controles-locutores Alberto González, “Españita”; Olson Reyes, Arturo Bustamante y Carlos Posada.

El lector Fernando Gutiérrez A. aporta amablemente esta llamativa remembranza sobre la famosa calle arteria: “Quisiera aportarle, con todo respeto, el recuerdo de un viejo café ubicado en la esquina de Palacé con Maracaibo, del “Negus Henao”, donde su traganíquel era exclusivamente de música clásica y uno de sus habituales clientes era el maestro Joseph Matza. Nosotros, en ese entonces estudiantes de final de bachillerato del Liceo Antioqueño e inicio de universidad (en Medicina) recibíamos del erudito toda una cátedra de música alrededor de su mesa y acompañada de unos etílicos”.

La apostilla: Eterno enamorado de la belleza paisa, el recordado locutor Alberto González, “Españita”, se deleitaba, antes de coger turno, viendo pasar por Junín a las más hermosas hijas de Eva. Una tarde quedó tan extasiado ante semejante desfile por la céntrica pasarela natural, que al abrir el micrófono para dar la hora, en Radio Reloj, dijo: son las seis y veintitrés muchachas”…

El Mundo.com

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